martes, 3 de junio de 2014

Ni una, ni dos, ni tres...hasta cinco reseñas de "Serenata nocturna" de David Hernando

Empujados por la emoción que nos ha suscitado la lectura del último libro publicado por David Hernando, "Batman: Serenata nocturna. El origen del Caballero Oscuro", varios redactores de nuestro equipo nos hemos puesto manos a la obra para contaros nuestras impresiones sobre un libro que, desde este mismo momento, se ha convertido de imprescindible lectura.

Ni una, ni dos, ni tres...hasta cinco reseñas hemos conseguido recopilar en esta entrada, cada una con las perspectiva e interpretación de su autor, que esperamos sean de vuestro disfrute.


Bill Finger visto por Paco Roca en la cubierta del libro.

En primer lugar, quiero dejar claro que esta crítica refleja la opinión del abajo firmante, y en ningún caso la de ningún otro miembro de Gotham City Informer, y no digamos ya la de la web en general.
Y hecho el disclaimer (por lo que pudiese suceder) vamos con la crítica en si.

A David Hernando  le hace falta poca presentación en el mundillo del cómic español, y no precisamente por sus guiones o dibujos, sino por sus ensayos sobre el cómic norteamericano.

Spiderman: historia de una araña, En primera persona: George Pérez, En primera persona: Frank Miller o Batman: el resto es silencio, por ejemploson obras que sirven de suficiente aval para el autor ante el fan para cualquiera que se los haya leído.
Obras serias, rigurosas y a la vez amenas.

Por si ello fuese poco, también ha sido editor de Batman y Superman en España entre 2005 y 2011 así pues, podemos decir que que algo sabe del tema, el muchacho.

Poca gente mejor que él , al menos en lengua española, para enfrentarse a la tarea de intentar poner en su sitio a uno de los autores más injustamente arrinconados de la historia del comic book y de ese deseo nace esta Serenata Nocturna.

Del deseo de dar carta de legitimidad a una co-autoría conocida por la mayor parte del fandom pero ignorada por el público en general, como es la de la creación de Batman de manos del guionista norteamericano Bill Finger.

Hace ya años que es público (pero no notorio) que Bob Kane, el creador oficial y por contrato de Batman se rodeó de muchos otros artistas del medio a fin de llevar su invención a buen puerto, olvidándose siempre de darles el crédito que se merecían a estos autores, a los que él parecía considerar meros asalariados en el mejor de los casos.

Cubierta de Bill, the boy Wonder de Marc Tyler Nobleman quien tiene un gran peso en la investigación de Hernando.


Actitud que, no olvidemos y es un detalle muy importante, era común en una época en la que el medio estaba en pañales y se nutría del trabajo de artistas que trabajaban para pequeñas agencias o estudios.

En el libro se nos traza la semblanza personal y profesional de un Bill Finger tímido y ensimismado, de una forma novelada y muy grata de leer, y acabamos conociendo casi a la perfección quién fue este hombre y qué supuso no solo ya para el caballero oscuro, sino también para el medio en general y para los autores que vinieron detrás.

Es un libro en el que irremediablemente, te acabas enamorando de la figura de un Finger soñador, honesto y con unos defectos personales que no son suficientes para empañar la imagen de héroe en la sombra que se nos ofrece.

Y esto es un problema cuando se trata de un ensayo.

Servidor no ha podido dejar de pensar en ningún momento que el libro no deja de ofrecer una visión sesgada y parcial de los hechos.

No dudo de que sea justa, ni pongo en duda por un momento las malas artes de Kane a lo largo de toda su trayectoria y su vida ni la bonhomía de Finger.

Así hubiese sido Batman sin la participación de Finger.


Pero por mucho que el libro venga avalado  por Roy Thomas a modo de prólogo, y cuente con los testimonios de primera mano de  Scott Beatty, Devin Grayson, Denis Kitchen, Brad Meltzer, Denny O’Neil, o Michael Uslan entre muchos otros, peca a mi juicio bien de falta de objetividad,  bien de apasionamiento para una obra pretendidamente divulgativa como esta.

Hecho que no lastra ni resta mérito alguno al trabajo realizado, pero sí al resultado final.

Puede que haya sido el tono novelesco escogido por su autor, en contraposición quizá a la simple transcripción de entrevistas, lo que le haya obligado a adornar quien sabe si  inconscientemente unas partes y afear otras.

No lo se, pero  al igual que tengo claro que una vez alcanzado el éxito,  Bob Kane se comportó de manera miserable  no sólo con Finger, sino con Jerry Robinson, Dick Sprang y tantos otros, también tengo claro que en este mundo rara vez las cosas son blancas o negras y que la Historia tiene muchos matices.

Sea como sea, una obra de obligada lectura para los amantes de Batman y del cómic como medio en general y un homenaje a un autor que (y de esto si que no me cabe ninguna duda) se lo merece con creces.



La primera vez que supe de la existencia de Bill Finger y su influencia sobre la creación de Batman fue en 2004, o 2005 gracias a la lectura de “Batman: El resto es silencio” (David Hernando, Dolmen Publicaciones: Pretextos Dolmen, #4, Palma de Mallorca, 2004), lectura por otra parte, que un buen amigo me recomendó. Recuerdo que me sorprendió saber a esas alturas que Bob Kane no era el único creador de Batman. 

Ahora, doce años después, y con algo más de conocimiento sobre la figura de Finger, me he enfrentado a la nueva obra de David Hernando, quién vuelve a la carga reivindicando la figura del gran guionista en “Batman: Serenata Nocturna” (Timun Mas, Barcelona, 2014).

Bajo mi punto de vista, lo considero un libro de imprescindible lectura para cualquier aficionado a los cómics en general y de superhéroes en concreto. El texto tiene un formato novelado en cuanto a la explicación de los acontecimientos por lo que también es recomendable para curiosos alejados del mundo (casi siempre) endogámico de los cómics, pero interesados para con las injusticias históricas. Ese tono de novela le aporta al lector una cercanía, una sensación de sentirse en medio de las situaciones descritas, donde Finger es el héroe y Kane su antítesis. Al igual que toda película, libro, cómic u obra de ficción, para desarrollar la historia es necesario un protagonista y un antagonista, de ahí nace el conflicto, y del conflicto, el drama, necesario para que el espectador, o el lector en este caso, se introduzcan en la historia de lleno. Cosa que Hernando consigue a la perfección.

Esa visión no se aleja de la realidad,  dónde los dos autores ya eran opuestos. Kane, atrevido, con ganas de comerse el mundo, un playboy como Bruce Wayne, un visionario de los negocios, sin importarle los medios, solo los fines. Finger en el otro extremo, de frágil salud, de carácter apocado y lleno de inseguridades,  con una personalidad compleja que no jugaba precisamente a su favor. El primero veía los cómics y en concreto su creación como una fuente inagotable de dinero y fama. El segundo, amaba el medio, y cuidaba cada guión como el padre que sujeta a su hijo cuando este empieza a caminar. Su carácter introvertido también está en Bruce Wayne, un adulto traumatizado por el espantoso suceso que presencia en su infancia y que lo aleja del resto de las personas. Bruce Wayne / Batman, como cualquier hijo de sus padres, tiene cosas de ambos.

El libro que nos ocupa está relatado desde los albores del cómic de superhéroes en 1938, justo en el nacimiento de la edad dorada, cuando el género floreció gracias a la creación de Superman y posteriormente de Batman, dejando atrás el genero Pulp y creando un género propio y genuinamente estadounidense. De hecho, Estados Unidos como una nación “nueva” que es, ha visto forjados sus mitos en dos medios “nuevos”. El cine y los cómics, al contrario que Europa, dónde sus mitos fueron descritos usando la literatura. Es innegable que ellos acuñaron el término “cultura popular”. La cultura ya no era cosa de eruditos, sino que estaba en la calle, disfrazada de entretenimientos supuestamente ligeros.

Dicho esto, Kane creyó en su producto desde el primer minuto. Y es el único reconocimiento que recibirá por mi parte. Aunque en ese primer minuto su personaje nada tenía que ver con el Batman. Vestía de rojo, con alas de pájaro y se llamaba Birdman. Quería copiar el éxito conseguido por Superman y no solo no lo consiguió sino que además, a lo que derechos se refiere dejo al resto de autores de la época en pañales. Ahora bien, el precio ético y moral que pagó fue, a mi entender, muy elevado.

Portada de "Batman & Me" la autobiografía de Bob Kane donde se adjudica la autoría exclusiva de Batman.

Fue Finger quién le dio todo lo que hoy en día es reconocible como Batman. Quién le insufló alma al Golem de barro que había esbozado Kane. El primero murió casi en la miseria y el segundo rico hasta el tuétano. La historia, como siempre escrita por los ganadores, ha sido injusta con Bill Finger. Pero como en toda tragedia, y aunque Finger ya no pueda verlo, han habido voces que se han alzado clamando justicia, voces que lejos de callarse, reclaman el reconocimiento que merece. Algunos de esos héroes que decidieron salir de la sombra y arrojar luz dónde solo había mentiras llevan batallando desde mediados de los años sesenta y han sido sobretodo fans y profesionales del medio como Julius Schwartz, Jerry Bails, Michael Uslan, Jerry Robinson, Marc Tyler Nobleman, y obviamente, el autor que nos ocupa, David Hernando.  Gracias a todos ellos hoy podemos gozar de este magnífico libro lleno de momentos mágicos. Con su lectura asistiréis al nacimiento de Batman pero también de Robin, de Joker y de muchos más personajes que forman parte ya de nuestra carga cultural, personajes que amamos y respetamos. Quizá es porque tengo debilidad por las causas perdidas, quizá soy un romántico si queréis, pero cuando cerré el libro llegando a su fin me sentí emocionado, y a la vez enfadado. Enfadado porque alguien que ha dado tanto a este género, que le ha dado a la cultura popular un icono reconocible en todo el mundo, que le ha dado al mundo un personaje con tantos matices, con tantos secundarios interesantes que 75 años después de su creación siguen dando juego, muriese abandonado a su suerte, es un acto de injusticia. Se mire como se mire.

La afirmación de Bob Kane de que el fue el único creador de Batman, es el mayor truco de ilusionismo del mundo de los cómics. Es simple y llanamente una mentira, aunque una mentira repetida mil veces (por suerte) no se convierte en verdad. El prólogo de Roy Thomas refuerza y legitima la versión de la importancia que tuvo Bill Finger en la creación del mito y es toda una declaración de intenciones que sirve de prefacio para que el autor abrace a Finger en todo momento con sus palabras. En las últimas páginas del libro se reproduce íntegramente la carta con la que Bob Kane se defendió en los años sesenta de las primeras acusaciones que negaban su autoría completa sobre el personaje. Solo para leer las justificaciones de Kane, el libro merece cada segundo de lectura que se le ha dedicado. Es un documento único, histórico. Para finalizar el libro nos encontramos con curiosas fotografías en color y blanco y negro, de Finger, Kane y Robinson.

Seguramente un servidor jamás verá el nombre de Bill Finger acreditado al lado del de Bob Kane justo debajo del nombre “Batman” pero la lectura de “Batman: Serenata Nocturna” me alienta a imaginar esa utopía. Y no sabéis como me alegra hacerlo.

Existen crudos relatos acerca de gente con ascensos meteóricos  que acaban por desplomarse y desaparecer. Personas que llegan incluso a vislumbrar las cálidas luces del Olimpo, a oler las dulces mieles y la ambrosía que se desprenden del éxito y del reconocimiento, justo antes de ser olvidadas y/o repudiadas por los  crueles 'mass media'. Y después hallamos biografías como la de Bill Finger.

Se podría acusar a David Hernando de haber endulzado, en tono novelesco, la historia de Finger. Se le podría colgar incluso el san Benito de haber simplificado en demasía los roles de los protagonistas, creando quizá un ying y un yang entre Bob Kane y Bill Finger.  En mi humilde opinión, discrepo.

En poco menos de 200 paginas (que llegan a poco mas de 200 si contamos cierta carta redactada por el mismísimo Bob Kane como parte de la historia, que lo es), Hernando logra con creces que un nudo se apodere de la boca de nuestro estómago. Un nudo de impotencia, en su mayor parte. Con pasmosa simplicidad, nos va relatando de forma acurada la injusta historia de Bill. Y nos la narra con datos, con fechas, con nombres propios... y cada uno de ellos se transforma en una pesada losa a hombros del lector, en base a la veracidad que va adquiriendo la novela a cada paso.

Personalmente, si hay algo que se me haya quedado grabado a fuego, es la incapacidad que mostró Finger a lo largo de su vida para hacerse valer. Bill se convirtió en su propio peor enemigo y en la víctima de su propia condición y circunstancia. A mi entender, se le retrata como el can agotado que espera turno en la perrera para recibir su eutanasia. Lo da todo durante décadas, entrega su pasión, su lealtad y su cariño, a expensas de su propia vida, y si bien acaba por recibir la tan ansiada caricia en el lomo por parte de lectores y fans, ávidos de conocer la verdadera historia, esta resulta cuanto menos insuficiente tras largos años de abandono y olvido. Bill es ese noble compañero ya rendido, de mirada turbia, que ha dedicado su existencia a tareas que han acabado por no reportarle apenas nada en vida. Y lo peor del caso es que no es capaz de hacer nada más, nunca ha aprendido a hacer otra cosa.

Durante la amena lectura, casi he llegado a notar el aroma a cerrado de su despacho, repleto de recortes y anotaciones. Casi he escuchado el tecleo incesante sobre su obsoleta maquina de escribir. En ocasiones, incluso prácticamente he llegado a adivinar el resplandor del pisapapeles dorado en forma de escarabajo en la penumbra de su estancia.

Bob Kane cedió los derechos del personaje a cambio del reconocimiento como autor único. 


"Batman: Serenata Nocturna" se nos antoja como un triste cuento de hadas, con un protagonista incapaz de gritar a través de las almenas que coronan la torre que sería su habitación, buscando ayuda. Con un villano de los que tanto debieron abundar en su época, triunfando más en base al don de gentes y al oportunismo que al propio talento. Y con unos personajes secundarios que apenas si fueron capaces en muy contadas ocasiones de hacerse notar frente a la mirada abstraída de Finger.

Este libro forma parte de esa red de pequeños (y no tan pequeños) pedazos de justicia póstumos que claman por el merecido reconocimiento del hombre tras el murciélago. Una obra indispensable para los amantes del Caballero Oscuro que nos habla de ese hombre pequeño y frágil, que dio por hecho que su labor no merecía mas gratitud que unos pocos dolares puntuales. Ese hombre que aún hoy, permanece oculto tras la pomposa firma que corona incluso los volúmenes mas actuales. Esta obra forma y formará parte de ese legado. Gracias a tomos como el que ahora nos toca, y como bien apunta David Hernando en mitad de la página 166, "Cada vez que veas algo relacionado con el Caballero Oscuro, pensarás en lo que habría sido de él sin Bill Finger. A partir de ahora, cada vez que aparezca la frase 'Batman creado por Bob Kane' rellenarás en tu cabeza el espacio que falta: '... Y Bill Finger'."


Si algo me quedó claro tras leer hace un par de años "Batman: El Resto es Silencio" de David Hernando es que quería ver más escritos suyos sobre la figura de Batman. El momento y las circunstancias me han complacido este año, el año del 75 aniversario de la creación de Batman, con una nueva obra del mismo autor: "Batman - Serenata Nocturna: El Origen del Caballero Oscuro". Si bien en otra época hubiese devorado el libro en dos o tres noches como máximo, es por motivos familiares que en este caso me ha llevado más tiempo, pero eso no significa que no haya disfrutado cada página de esta fabulosa obra.

De manera muy resumida, en esta obra, David, escribe una biografía de Bill Finger (digo una porque seguro que otros autores podrían escribir otras biografías bastante distintas del mismo personaje) donde afirma con total rotundidad que este fue el cocreador de Batman junto con Bob Kane, aunque la historia solo reconozca al segundo de manera oficial. Es más, de la manera que lo plantea David, podríamos decir que Bob Kane a parte de dibujar un monigote con pijama rojo, alas de murciélago y antifaz, no hizo nada más. Del resto se ocupó Bill Finger y más adelante otros autores como Jerry Robinson. David nos retrata, como si de una novela se tratase, la vida de Bill Finger desde su infancia y como una enfermedad marcó su personalidad desde muy joven, convirtiéndolo en un personaje introvertido, con un gran talento para escribir historias y a la vez demasiado temeroso de proclamar las verdades a los cuatro vientos para que el resto del mundo no se enfadase con él.

Jerry Robinson, creador de Robin y Joker.

Debo dejar claro que soy un firme defensor de lo que expone David. Lo soy porque el ya me convenció en El Resto es Silencio y ahora con esta nueva obra no hace sino reafirmarme en lo que ya tengo claro. A través de una extensa bibliografía consultada, documentales, entrevistas, etc. David logra reconstruir la vida del co-creador "olvidado" de Batman. Lo hace con testimonios reales y no podemos decir que se trata de un castillo que levanta de la nada porque como digo ahí esta toda esa bibliografía para contrastarlo. Tenemos que reconocer que Bob Kane fue un visionario, un adelantado a su época y se adjudicó el papel de creador de Batman no se si de mala fe o sin querer. No voy a entrar a juzgar eso, pero si que voy a lanzar la pregunta que siempre lanzo ante las dudas, tras crear a Batman ¿qué más creó Bob Kane? Y en la simple respuesta de una palabra de dos sílabas resuelvo cualquier duda que este debate me podría generar.

Pero no todo es culpa de Kane, hay que reconocer que gran parte de la culpa de que Bill Finger no aparezca acreditado como cocreador de Batman es sencillamente suya. Su cobardía, sus miedos a que sus más allegados se enfadasen con él, su timidez, su incapacidad para desenvolverse en cualquier escenario que no incluyese una máquina de escribir suyo, le llevarón al error de no saber exigir y conseguir el pedazo de pastel que le correspondía. Y no solo en eso fracaso. La misma situación se repite constantemente en su ambito más familiar: su hijo, su primera esposa, su segunda esposa, etc, en casi todo eso falló debido a las características de su personalidad. En cambio si tuvo algo que le acompaño hasta el fin de sus días: la fidelidad de sus verdaderos amigos.

Tengo la sensación que David también tiene muy claros estos últimos puntos y que también trata de trasmitirlos con este libro. La historia de Bill Finger es una historia dura, de dolor y sufrimiento contenido, pero no por ello dejaré de recomendar su lectura.

Pero hay más en este libro. David Hernando no solo nos relata la vida de este genio creador sino que también nos muestra las entrañas de la industria de la era dorada del comic-book y sus años posteriores. Nos permite conocer como se llevaban a cabo los tratos, los trabajos, los encargos. Nos adentramos en el primitivo funcionamiento de esta industria y su crecimiento hasta llegar a los cambios que supuso la Silver Age con la aparición de Marvel y cómo los autores los afrontaron.

"Batman: Serenata Nocturna - El Origen Del Caballero Oscuro" es un libro muy, muy duro. No duro por pesado, aburrido, vacio, etc., sino duro porque provoca en el lector dolor, sufrimiento y una angustiosa ansiedad debido al alto nivel de empatía que se alcanza con su personaje.

75 años de injusticia, pero cada vez más cerca de la verdad.



Son las 0:40 de la noche del viernes. No permito que el cansancio de toda una ajetreada semana me prive el terminar de repasar mi lectura favorita en estos días. La cubierta del libro, obra de Paco Roca, me hipnotiza cada vez que la miro, pero lo que hay en su interior, simplemente me atrapa. En este preciso instante siento la necesidad de escuchar Little Night Serenade de Mozart antes de terminar las últimas páginas. Si, es lo justo y es necesario, ya lo comprenderéis. Es la guinda del pastel.

Tradicionalmente, las proyecciones de cine así como las funciones de teatro, se presentaban ante un extasiado público con una bella melodía al empezar. Así pues, dejaos llevar por la música, poneos cómodos y disfrutad de la función. Porque de eso trata el libro Batman: Serenata Nocturna. El origen del Caballero Oscuro.

Hubo un hombre criado en la "ciudad que nunca duerme", cuya avaricia y egocentrismo no alcanzaba límites. Era capaz de llevar a cabo cualquier plan si con ello podía sacar tajada de donde fuera. Se alimentaba del aplauso constante que recibía de todo aquel que le rodeara y a lo largo de su vida cosechó un éxito incalculable. Su nombre, Bob Kane. Su legado, je, seguro que os suena por ser el creador de Batman, el justiciero de Gotham, el héroe más popular actualmente en los comics. "Soy el creador de Batman" solía decir orgulloso allá por donde pisaba, y al menos durante 75 años así nos lo hizo creer, gracias a su astuto plan con el que consiguió que incluso hoy en día siga siendo acreditado como único creador del Hombre Murciélago. Pero todo resultó ser una GRAN mentira.

Oculto tras su sombra, se escondía un tímido Bill Finger. Un hombre demasiado temeroso, centrado única y exclusivamente en lo que otorgaba sentido a su vida: una máquina de escribir, revistas pulp llenas de crímenes y misterio, y una radio sintonizando Little Night Serenade para inspirarse en sus historias. Su vida no fue nada fácil, habiendo padecido una enfermedad que le obligaba a estar en cama cuando era niño y habiendo vivido en sus propias carnes las miserias de aquella época bañada en sangre de principios del siglo XX. La mala fortuna pareció seguir a Finger hasta el final de sus días, recibiendo duros golpes (que nosotros como lectores sentiremos como puñaladas en nuestro corazón y un buen puñado por la espalda). No obstante, él seguía avanzando en su camino gracias a Batman, su mayor y más preciada creación, la que lo acompañó hasta el final desde aquellos días de 1938 cuando Bob Kane se le presentó con la idea de crear un nuevo superhéroe que supusiera el mismo éxito que el recién nacido Superman.

Diseño original de Bob Kane reproducido por el artista Ty Templeton

A lo largo de los capítulos del libro, iremos reviviendo década a década lo que supuso la creación de uno de los iconos populares más importantes de nuestro tiempo, y cómo muchos autores (principalmente Bill Finger) fueron utilizados por una mente brillante en los negocios como la de Bob Kane, quien se dedicaba a contratarles como autores "en la sombra" llevando todos los trabajos entregados a la editorial exclusivamente con su propia firma.

David Hernando nos narra un cuento “para no dormir” con un malo malísimo a un lado del espectro y un héroe de gran corazón en el lado opuesto. Su cuidada e hipnótica narrativa te hace dibujarle, de forma inconsciente, unos cuernos de Diablo a Bob Kane y unas sedosas alitas de ángel a Bill Finger. El autor, respaldado por una minuciosa labor de investigación bibliográfica y numerosas entrevistas, construye una narrativa eficaz y convincente, pero dejando claras evidencias de que lo que se está leyendo no debe interpretarse como una crónica in situ de los hechos reales, sino más bien como un modo de transmitir una denuncia a las nuevas generaciones, reivindicando los derechos de autoría de Bill Finger sobre Batman y otros personajes del Batuniverso de una forma amena, entretenida y capaz de calar hondo. Hernando consigue así hacer que el gran público entienda al fin la mentira de Bob Kane, y lo hace de manera muy hábil, adornando la verdad de Bill Finger. El objetivo del libro es muy simple: sacar a la luz una verdad por todos conocida desde hace décadas, pero pocas veces expuesta de manera oficial.

Llega el final. Las cuerdas de Little Night Serenade se silencian, y las tapas del libro que sostengo en mis manos, con más fuerza que nunca, se vuelven a juntar poco a poco lentamente. Me encuentro arropado en mi cama, con los ojos muy abiertos, intentando degustar las últimas sensaciones que me han provocado estas páginas mientras me viene una reflexión a la cabeza: si este cuento se propagara como tantos otros lo han hecho a lo largo de nuestra historia, por fin se haría justicia.





7 comentarios:

  1. ¡Hola! Me ha encantado este especial. Si tuviera que quedarme con una reseña, lo haría con dos: la de Dídac, por poner de relieve el hecho de que Finger llegó a ser su peor enemigo aunque tuviera la mala suerte de toparse con alguien como Kane, y la de Oliver, porque es la que más me ha gustado desde el punto de vista literario y, también, la que más información me ha ofrecido sobre el libro.

    Sin embargo, tengo una pregunta para Agustín, que es el único que arroja algo de sombra sobre la validez de la obra en sí: cuando afirmas que el libro ofrece una versión parcial y sesgada de los hechos, pese a que cuenta con testimonios de primera mano de un montón de autores e incluso con los del propio biógrafo oficial de Kane, ¿en qué te basas? La pregunta puede parecer capciosa pero es totalmente honesta, ¡de veras!

    A mi modo de ver, el tono novelado es una opción estilística que, en teoría, en nada debería afectar a la esencia del hecho en sí; únicamente al modo de exponerlos. Sin embargo, si hay datos o testimonios que contradigan lo que se cuenta en Serenata Nocturna –aparte de los del propio Kane, deslegitimados por las veces que ha cambiado de versión– me gustaría saberlo, aunque sea para recomponer el retrato que me he hecho de los acontecimientos. Lo de "falta de objetividad" apunta a que no se cuenta toda la historia, pero es muy vago. ¿Puedes ampliarlo un poco? ¡Gracias!

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  2. Te respondo de mil amores, Pablo. Sencillamente creo que Hernando ha tomado claro partido por Finger (como cualquier persona de buena fe) y se ha dejado llevar por la imagen de "héroe" que el mismo (y los datos) se ha compuesto. Quiero decir, que no expone datos fríos, sino que al novelizarlo, toma partido como haríamos cualquiera, y acaba creando una imagen arquetípica de"Angel" vs "Diablo", e insisto en que en la vida rara vez las cosas son así de simples. Con esto ni deslegitimo a Finger ni legitimo a Kane, líbrenme los dioses. Yo , como todos, he acabado perdidamente enamorado de la figura de Bill, pero cuando he de escribir una crítica, sobre un libro basado en hechos objetivos, procuro serlo yo mismo. E insisto:el libro me ha encantado a todos los niveles y creo que es justo y necesario, pero me ha quedado ese "regusto" a "encariñamiento" que creo que puede ser el punto flaco de la obra. Como ejemplo de un libro por el estilo que considero que no cae en ese "desliz", suelo poner "Marvel: La historia jamás contada" de Sean S. Howe. En él el autor expone datos puros y duros y reproduce tal cual las declaraciones de los implicados en los procesos que narra. Más aburrido sin duda,pero más adecuado en mi humilde parecer.
    Espero haberte aclarado por donde van los tiros. Muchas gracias por seguirnos y comentar.

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  3. ¡Gracias, Agustín! He leído el libro de Sean Howe que comentas, en su edición de Panini, y me parece que el autor también crea un relato propio a través de las entrevistas que realiza. Cierto es que adopta un tono más expositivo y una voz narrativa menos marcada que el libro de Hernando, pero las dos obras crean relatos personales a partir los datos recabados. Preferir un modelo u otro va por gustos, y ahí es impepinable: si tú prefieres la reproducción literal de la declaración a la construcción de una narrativa a partir de ella, va por gustos.

    Ahora bien, en principio, eso no debería afectar a la objetividad, la fiabilidad o la adecuación de la obra. En el campo de la reconstrucción histórica te encuentras de todo: desde las biografías de Stefan Zweig, parecidas en cuanto a planteamiento (introspección psicológica, voz autoral muy presente, exposición tendente a la narrativa) a la que ha ejecutado Hernando con Finger, hasta crónicas sobrias y "al dato" como puedan ser los libros de historia escritos por Asimov. Pero todos, de Ian Kershaw cuando habla de Hitler a Manuel Fernández Álvarez cuando habla de Felipe II, construyen un relato personal a partir de los datos, porque la Historia –con mayúsculas– no es una en ningún caso. No es un desliz, como tú dices, sino algo connatural a la labor historiográfica.

    La falta de objetividad, en este sentido o, mejor dicho, la visión sesgada, no depende del estilo empleado por el autor, sino de otras cuestiones distintas: omitir datos, recabar declaraciones de una de las partes, forzar personalidades, etc. Por eso te preguntaba que concretaras un poco: que no te agrade el estilo de Serenata Nocturna es una cosa. Pero que pueda ser falaz es algo que, como lector, me preocupa. ¿Hay testimonios que contradigan el libro? ¿Hay gente que, con conocimiento de causa, ponga a Kane por las nubes y diga que Finger fue un aprovechado? ¿Cuáles son los matices de gris en este relato en blanco y negro?

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  4. -"¿Hay testimonios que contradigan a libro?"
    Seguro que si buscas alguno hay.Como todo.
    -"¿Hay gente que, con conocimiento de causa, ponga a Kane por las nubes y diga que Finger fue un aprovechado?"
    Tampoco se trata de eso. Eso sería mentir,no simplemente "dulcificar"la verdad.
    -"¿Cuáles son los matices de gris en este relato en blanco y negro?"
    Me pregunto:
    ¿Cuáles fueron los términos exactos de las conversaciones entre Kane y Finger?
    Pareceser que fFnger por su caracter no se implicaba en labores "comerciales"¿cómo sabemos que Kane no se vio en la tesitura de pensar "o llevo yo esto adelante o no lo lleva nadie"? (Lo cual seguiría sin justificarle, claro)
    En negrita en el artículo he destacado que las agencias de creadores de cómics "a granel" eran algo muy común por aquella época y sólo solía aparecer el nombre o del estudio, o del "dueño", aunque ahora nos parezca una aberración y es un detalle que se obvia bastante.
    La verdad, parece que estoy justificando a Kane y tirando por tierra a Finger, pero insisto en que nada más lejos. Además no es necesario hacerlo cuando se trata de Historia. Los hechos hablan por si sólos y Hernando, al escoger ese estilo, nos ha negado el saber quién, como, cuando y dónde ha dado testimonio de esos hechos, para juzgar su verdadera valía.

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  5. Me refiero a cada testimonio de cada hecho concreto, se entiende.

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  6. - "Seguro que si buscas alguno hay. Como todo."

    La carga de la prueba reside siempre en la parte propositiva. Hernando incluye una amplia bibliografía al final de su libro. Si indicas que la obra aporta una perspectiva sesgada, creo que lo mínimo es indicar en qué te basas, Agustín. Un "alguno habrá" no sirve ni es riguroso.

    - "Tampoco se trata de eso. Eso sería mentir,no simplemente dulcificar la verdad."

    ¿Cuál es la verdad? ¿Qué hechos históricos se han dulcificado, aparte de detalles contextuales? Porque hasta las reacciones de Finger a lo largo del libro parecen estar basadas en los rasgos psicológicos que se conocen de él.

    - ¿Cuáles fueron los términos exactos de las conversaciones entre Kane y Finger?

    Lamento decirte que esto, sin una grabadora o una máquina del tiempo, no lo puedes saber. Lo máximo que puedes hacer es reconstruirlo. Y una reconstrucción histórica siempre pasa por el proceso de rellenar los huecos, sea este patente en la narración o no.

    - ¿Cómo sabemos que Kane no se vio en la tesitura de pensar "o llevo yo esto adelante o no lo lleva nadie"?

    Sobre lo que no podemos hablar, debemos guardar silencio. No lo digo yo, lo dice Wittgenstein. Igualmente, establecer supuestos no demostrables no es un método historiográficamente riguroso, porque en términos lógicos te puede llevar a dar por válido todo aquello que no pueda rebatirse, y eso es casi todo. Si quieres partir de la base de que Kane pensó eso, no basta con plantearlo, debes tener un punto de partida constatable y, a partir de ahí, plantear hipótesis al respecto.

    - Las agencias de creadores de cómics "a granel" eran algo muy común por aquella época y sólo solía aparecer el nombre o del estudio, o del "dueño", aunque ahora nos parezca una aberración y es un detalle que se obvia bastante.

    "Tanto Siegel como Shuster utilizan dibujantes en la sombra para que los ayuden con las fechas de entrega del Hombre de Acero, algunos contratados por ellos y otros sugeridos por DC Comics, pero aunque todos conozcan quiénes son y los propios autores lo comenten entre ellos y con la editorial, sólo figuran los creadores en los créditos. Es la mecánica habitual heredada del funcionamiento de las tiras de prensa y nadie se extraña por ello". Serenata Nocturna, pag. 46. Yo no veo que se obvie por ninguna parte. El problema que surge aquí es que Finger era coautor y que, en todo caso, la mentalidad podría explicar la actuación de Kane en aquella época, no en años posteriores.

    - "Además no es necesario hacerlo cuando se trata de Historia. Los hechos hablan por si sólos y Hernando, al escoger ese estilo, nos ha negado el saber quién, como, cuando y dónde ha dado testimonio de esos hechos, para juzgar su verdadera valía."

    Los hechos jamás hablan por sí solos. En las facultades de Historia no solo memorizan fechas y hechos, sino que aprenden también a interpretarlos. Un mismo acontecimiento es muy distinto si lo analizas desde la óptica del materialismo dialéctico que desde la del positivismo. Es tan así que, de hecho, Braudel definió la historia evenemencial como "la espuma de la historia", en tanto en cuanto los hechos en bruto suponen la parte más visible pero, también, la menos importante en historiografía. En una cosa, sin embargo, sí te doy la razón: Hernando ha preferido construir un relato personal en lugar de glosarnos el proceso exacto mediante el que lo ha construido. Pero eso, como decía, es una opción estilística. Y ni es mala per se, ni la ha inventado él. Simplemente, aporta unos valores y prescinde de otros. Sea como fuere, no tiene nada que ver ni con la objetividad ni con los sesgos.

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  7. Me alegro de que tengas tu opinión y de que la compartas con nosotros. Yo tengo la mía y así la he expresado. El asunto no tiene tanta importancia en mi vida como para dedicarle más tiempo. Un saludo y muchas gracias.

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