EN DEFENSA DE SUPERMAN (O POR QUÉ BATMAN ES EL NUEVO "FAN FAVOURITE").

A poco abiertos que se tengan los ojos y los oídos, nos damos cuenta de que de un tiempo a esta parte, el que fuese el personaje del cómic más importante de los últimos 77 años y el verdadero padre de todo el movimiento no vive su momento más álgido de popularidad.

Sólo hay que ver las ventas de los cómics DC, incapaces de colocar en el Top 10 algo que no lleve el nombre de Batman en su título o en sus páginas, para darse cuenta de que incluso los editores de las aventuras de El último hijo de Krypton son conscientes de ello.

Es más: hay toda una corriente de personas que no tienen empacho en decir que odian a Superman por considerarlo un personaje excesivamente plano.

¡Demonios!¡Afrontémoslo! ¡Si incluso han puesto el nombre de Batman a la secuela del reboot cinematográfico de Superman para intentar garantizarse una buena taquilla!

Los niños de mi generación queríamos ser Superman, y los de hoy quieren ser Batman (o Capitán América, o Spíderman, o Hulk...Afortunadamente tienen más dónde elegir) y todo sucede por alguna razón.

Lejos de nuestra intención ni capacidad hacer una análisis profundo de los motivos que han relegado a Superman a un plano secundario, pero si que desde la perspectiva del tiempo podemos dar alguna pincelada.

En primer lugar podemos alegar cuestiones sociológicas.

Se habla mucho de la sociedad post 11-S a la hora de buscar un punto de inflexión en el que las cosas se volvieron más oscuras y amenazantes y no falta razón al hacerlo.

Desde el 11 de Septiembre de 2001, el mundo se ha vuelto un lugar más inhóspito y oscuro. Es como si la amenaza estuviese siempre ahí fuera y no nos sirviese con que un hombre de acero esté en perpetua vigilancia, sino que se nos demandase ser nuestro propio superhéroe.

Es obvio que en este contexto, Batman encaja mucho mejor que Superman. Todos podemos (potencialmente) entrenar hasta la perfección y salir a combatir el crimen.

Pero nadie puede volar.

Y la propia industria del entretenimiento no es para nada ajena a este cambio de roles.

En 2005 (y de eso hace ya, queridos amigos, 11 años) Christopher Nolan rodó una versión de Batman apegada a la realidad y de una calidad fílmica incuestionable que además (sobre todo a partir de su secuela) rompió todos los récords de taquilla, lo que significa que el calado social del personaje fue inmenso como aún hoy se puede ver en todos los que reniegan de una versión de Batman protagonizada por otro actor (filias y fobias aparte) que no sea Christian Bale.

Cierto es que esta sería la tercera Batmanía a nivel mundial.

La primera vino con la serie de televisión de 1966 protagonizada por Adam West, pero esta tenía un tono diametralmente opuesto a lo que hoy conocemos como idiosincrasia del personaje. Era amable y cómica.

Y la segunda fue en 1989, con el estreno del primer Batman de Tim Burton, una revisión, esta vez si, mucho más oscura y apegada al espíritu del personaje  en los cómics originales.

Sin embargo, aunque 1989 fue el punto y aparte para la historia de nuestro personaje que comenzó a cimentar la popularidad de la que hoy goza, aún estaba muy cercano en el tiempo y sobre todo en el recuerdo de los jóvenes de la época a 1978, año en el que Christopher Reeve encarnó a SUPERMAN. Así. En mayúsculas.

Reeve, poseedor de un carisma y un aura de bonhomía como pocos se habían visto construyó un personaje absolutamente perfecto en una cinta absolutamente perfecta (a los ojos del público objetivo de aquellos años) que marcó a fuego a toda una generación que aún hoy mira de reojo a Henry Cavill a pesar de su excelente trabajo enfundado en el azul y rojo.

Y es que en el relevo generacional es en dónde se nota la diferencia.

El 98% de esas personas que dicen odiar a Superman son gente de cuyas infancias no formó parte la asombrosa encarnación de Reeve, y como sabemos o deberíamos saber, la personalidad se forja en la infancia.

Su infancia es la de Keaton y su juventud la de Bale. Y poco ayudó a esa generación un Superman Returns que apelaba a la nostalgia de los que ya estábamos entregados de antemano.

El cine, al ser el elemento de ocio masivo por antonomasia (hasta la llegada de los videojuegos) siempre ha jugado un papel determinante en los gustos de los consumidores.

No es que ahora en Marvel o en DC hayan descubierto la pólvora y se hayan dedicado a poner a los cómics al servicio del celuloide. Simplemente, ahora ocurre con muchísima más frecuencia porque los que en la época de Reeve o Keaton éramos niños o adolescentes, ahora somos adultos consumidores y no hemos abandonado nuestros hábitos ni recuerdos.

Hay que esperar un tiempo (mucho tiempo) para ver si el devenir devuelve de nuevo a Kal-El al papel que tradicionalmente le ha correspondido gracias, por qué no, a la interpretación de Cavill.

Y aunque hoy en día el cine ya no tiene el poder de fascinación que tenía antes de la competencia brutal de otros medios de ocio, quien sabe gracias a qué medios dentro de diez años podremos estar hablando de la era de qué superhéroe.

Pero a todos esos que abiertamente decís que odiáis a Superman os decimos:

Puede que Batman sea psicológicamente más interesante , y sin duda dentro de un orden está más apegado a la realidad.

Y , desde luego, si esta página se llama como se llama y trata de lo que trata es porque Batman ha sido nuestro personaje de ficción favorito desde nuestra más tierna infancia.

Pero nos gusta pensar que sabemos respetar, analizar y rendir tributo cuando es de justicia.

Así que si buscáis alguien que encarne el bien puro y sin fisuras, a alguien que sea la luz que absolutamente todos necesitamos para vivir, no lo vais a encontrar en otra parte mejor que en Superman. Todo lo que ha venido después son copias. Batman incluído.

Muchos odian al personaje calificándolo de Boy Scout simplón. Nosotros decimos que hacen falta más Boy Scouts así en el mundo porque, por desgracia y aún a pesar de lo que nos quieran hacer creer, no todos estamos capacitados para ser nuestro propio superhéroe y muchas veces necesitamos ayuda.

UP! UP AND AWAY!