lunes, 13 de junio de 2016

ACTUALIDAD EDITORIAL: ROBIN, HIJO DE BATMAN #1.


Desde que apareció en el Universo DC de la mano del siempre polémico Grant Morrison, Damian Wayne no ha dejado indiferente a nadie. Como su propio creador.

La decisión de que Robin fuese de una vez el hijo (biológico) de Bruce Wayne fue una de las más controvertidas de los últimos años en el universo del murciélago.

Un concepto que contra muchos pronósticos ya lleva entre nosotros la friolera de 10 años, pues fue en 2006 concretamente en el número 655 de la serie regular USA de Batman que apareció por primera vez este mocoso malcriado (dándole un nuevo sentido a la expresión) llamado a robar el corazón de los aficionados y a erigirse en el Robin favorito hasta de los más escépticos con la figura del colorido ayudante de el señor de la noche.

Batman tiene un hijo, lo cual sigue sonando muy extraño a oídos de los profanos, pero  nosotros ya no concebimos su universo sin él, y ese hijo tiene un pasado mil veces insinuado pero pocas narrado.

Y eso es lo que se propone Patrick Gleason como autor completo de este volumen que publica ECC Ediciones recopilando los seis primeros números de la serie homónima norteamericana.

Creednos: vais a amar a Goliat.


Intercalando retales del pasado de Damian con sus aventuras en solitario actuales, Gleason consigue componer un claro retrato de lo que ha sido el Joven Maravilla en contraposición a lo que es actualmente en una evolución poco habitual para sus escasos once años de vida ficticia.

Porque a través de este volumen conocemos como el más joven de los Al Ghul fue criado para ser una suerte de nuevo Alejandro Magno, siendo sometido a un año entero de pruebas y desafíos a cual más mortífero en lo que se dio en llamar el Año de la Sangre.

Un año en la vida del ahora joven Wayne que a él mismo no le resulta particularmente agradable recordar, ya que es bien cierto que fue criado por su madre Talia para ser la más perfecta máquina de matar y conquistar que el mundo ha conocido, pero no es menos cierto que el descubrimiento de la identidad de su padre, y el tiempo vivido junto a él, hicieron que la escala de valores del muchacho diese un giro de 180 grados.

Así pues lo que tenemos en este volumen es básicamente una historia de redención.

También hay tiempo para la amistad en la violenta vida del joven Damian.


Una búsqueda de la redención sin lágrimas ni lamentos (puede que ahora tenga conciencia, pero no es el estilo de Damian) a través de la cual conocemos a nuevos aliados de nuestro héroe que finalmente no resultan ser tan nuevos (a destacar el carácter circular de la narración de Gleason) y descubrimos qué es lo que ha pasado y está pasando con viejos conocidos como su propia madre, de la que lo último que supimos es que estaba simplemente muerta.

Pero si hay una palabra que define a este volumen esa es aventura

¿Es Deathstroke rival para nuestro Robin?


Porque a la par que se nos ofrece un detallado paisaje de toda la vida de Damian mientras no estuvo al cargo de Batman, y de lo que le ha pasado al personaje en los últimos meses ficticios, Gleason no se olvida que la misión principal de un cómic es entretener ni tampoco de que una de las cosas que más nos gusta a los lectores de esta encarnación de Robin es verle en acción con esa patentada mezcla de arrogancia e ingenuidad de quien cree que a tan corta edad ya lo ha visto y experimentado todo, por lo que tenemos acción a a raudales en las 160 páginas que tenemos entre manos.

Sin pisar las calles de Gotham City más que en alguna escena ocasional a modo de flashback, recorremos medio mundo acompañando a nuestro lil´bastard favorito a través de un tomo que se puede recomendar a todos los aficionados sin temor ninguno a equivocarse  por la mezcla de innovación y respeto al canon que el autor ha conseguido imprimir en lo que va de obra.

Seguiremos de cerca las nuevas a venturas de este renacido hijo de Batman en La guerra de los Robin, continuación directa de lo aquí narrado y de la que os hablaremos muy pronto.




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