jueves, 23 de junio de 2016

ZACK SNYDER NO ES IMPERMEABLE A LAS CRÍTICAS Y "JUSTICE LEAGUE" SERÁ UN REFLEJO DE ELLO.


Desde el mismo momento de su estreno, desde Gotham City Informer hemos aplaudido y defendido la visión de Zack Snyder tanto de Superman como de Batman en su primera cinta al frente del Universo cinematográfico DC. Los que nos seguís habitualmente lo sabéis, y para los que no, aquí está la reseña que realizamos a los pocos minutos de haber salido de la sala de cine.

Y nuestra opinión desde entonces, y a falta de ver la versión extendida, no ha cambiado ni un ápice.

Seguimos reconociendo que hay fallos de guión, pero que estos no han sido en ningún momento obstáculo para que disfrutásemos enormemente de la película.

Obviamente, a nosotros nos nos molestó el tono solemne y oscuro de la cinta. Es más: opinamos como el propio director que la ocasión no sólo lo justificaba, sino que lo merecía.

Sin embargo y como es bien sabido, no han sido pocos los que, con toda la legitimidad del mundo, se han mostrado en desacuerdo con el mismo (recurriendo no pocas veces al insulto en lugar de a la crítica, lo cual ya los deslegitima de inmediato, por cierto) y el director ha tomado buena nota.

Eso se desprende de sus palabras para Vulture, en las que entre otras cosas afirma:

Cuando se estrenó Batman v Superman, me sentía como "¡Uau!, si uf...". Me pilló con la guardia baja. Así que tenía que ajustar algo en mi mente. Creo que el tono de Justice League ha cambiado en base a la respuesta de los fans.

Lo grande es que ahora vamos a donde la audiencia quiere, lo que es bueno.
Solo tenemos que sacar a los personajes de algún sitio (oscuro) y llevarlos a dónde están ahora.

Elogiable la actitud de Snyder que parece que no se ha empecinado en seguir un criterio propio para con unos personajes que son un poco de todos haciendo oídos sordos a un clamor popular, pero por otro lado, esperemos que no traspase la fina línea que separa la autocrítica de la imposición y no deje de lado su estilo personal como cineasta, porque al menos nosotros preferimos mil veces a un autor polémico pero con una fuerte personalidad (¿alguien ha mencionado a Frank Miller?) que a un buen artesano capaz de difuminarse entre las exigencias de una audiencia o unas críticas ante las que no siempre hay que agachar la cabeza.

Nuestro voto de confianza lo sigue teniendo, desde luego.






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