jueves, 15 de mayo de 2014

Batman #426 (Una muerte en la Familia)

En toda historia longeva de un superhéroe nos encontramos diferentes clases de sagas. Algunas se han convertido en pilares para comprender la esencia del personaje, otras sin embargo son importantes por su contenido, aunque su estilo y narrativa no brillen demasiado. Las restantes son las que van desde la medianía hasta lo infumable.

Una Muerte en la Familia es una saga que significó algo muy importante para la historia de Batman, la muerte de Robin. Fue un golpe en toda regla y una premisa que seguro levantaría expectación mediática. Si bien la figura de Robin podía molestar a ciertas sensibilidades (niño que lucha contra el crimen), ahora por primera vez en la historia su mayor enemigo lo mataba. DC Comics sabía que sería el golpe comercial definitivo e ideó un sistema para promocionar más el evento. De ello hablaremos un poco más abajo.

La saga se publicó en la segunda colección de Batman. Fueron cuatro números, del #426 al #429. Como hacemos habitualmente, haremos una reseña por cada número, pero antes de ello me gustaría poneros un poco en situación.

El Robin de esta época es Jason Todd, el segundo Robin, pues el primero fue Dick Grayson, quién estaba tan atareado con los Nuevos Titanes (recordemos que tuvo serie propia de la mano de Marv Wolfman y George Pérez) que acabarían por apartarlo de su mentor. Más tarde Grayson se convertiría en Nightwing.

Jason Todd aparece por primera vez en Batman #357, queriendo robar los neumáticos del Batmóvil. Curiosa presentación del personaje, pero es que desde un principio éste se ideó para ser contrapuesto al primer Robin. Jason Todd era irascible, impaciente, contestón e iba a lo suyo. Batman hacía lo posible por reconducirlo y hacerle entender los valores que como héroe defendía. No hace falta decir que no sirvió de mucho. Todo eso desató al enfado de los lectores. En parte podía comprenderse pues Dick Grayson siempre había sido Robin y cualquier cambio siempre sería visto con reticencia. Si bien esto podía ser cierto, la actitud de Todd no ayudaba en absoluto. Sin embargo los autores no hicieron caso. A lo largo de los años los lectores seguían mostrando su desagrado con el personaje (no olvidemos tampoco que Jim Starlin, guionista de la colección, también lo odiaba y hacía lo posible por demostrarlo). La gota que colmó el vaso sucedió en Batman #353, donde Felipe (un diplomático que utilizaba su inmunidad para traficar con drogas y trata de blancas) cae por el balcón de la habitación donde se hospedaba. Cuando Batman llega, Robin está allí y queda la duda si éste ha caído o lo han empujado.

 
El editor Dennis O`Neil terminó por dar orden para crear “Una muerte en la familia”. La editorial proporcionaría dos números de teléfono para que la gente llamara. Una línea sería para que viviera, en la otra moriría. Además de novedoso y centrar la atención mediática masiva, DC Comics ideaba un sistema en que dejaba decidir a sus lectores el destino de Robin, algo que le iba de perlas porque de paso también se lavaba las manos.


Con más de 10.000 llamadas,  las votaciones finales fueron 5.343 votos para que Jason muriera contra 5271 para que viviera. Como curiosidad diremos que el famoso Batman #428 tuvo un versión alternativa sin colorear el final, donde Robin sobrevivía. Fue inédito y estuvo a la espera por si los lectores decidían dejarlo vivo. La última página, a página completa y ya de carácter histórico, mostraría un Batman alegre y sonriente que diría: «¡Está vivo! ¡Gracias a Dios!». Aquí tenéis una reimpresión coloreada que apareció en Batman Annual #25, unos años más tarde.


Como he dicho en un principio, hay diferentes clases de sagas. Para mí Una Muerte en la Familia es importante por su contenido, pero su calidad no es resaltable. Indudablemente supone un hito histórico, un seísmo en las colecciones de Batman y además su editorial mostró una manera novedosa de promocionar un evento. Quitémosle eso y se queda en poca cosa.


Pasemos ahora al primer número de la saga: Batman #426.

Batman y Robin están a la espera para asaltar un almacén de pornografía. Deben esperar refuerzos porque Batman se ha comprometido. No obstante la impacencia de Robin le lleva a entrar. Batman va tras él y ve la violencia de sus golpes. Está enojado y sus golpes no tienen control. En definitiva, no tiene la cabeza centrada. La prueba de ello es la frase que éste le suelta una vez terminan de discutir: “Todo en la vida es un juego”.

Ya en la Mansión, Batman y Alfred hablan sobre lo que ha pasado y parecen tener claro la posibilidad de incapacitarlo. Desde luego con esa actitud no puede patrullar con él. Todd lo oye y de nuevo discuten y acaba por irse.

Starlin lleva a Todd donde vivía con sus padres, y aprovecha para contarnos quiénes eran y qué les pasó. Una vecina, desde su ventana le reconoce y le anima a subir. Parece ser que conservaba unos papeles suyos que guardó antes que el dueño del edificio vendiera sus pertenencias. En esos papeles, ya más tarde, descubre algo revelador. Parece ser que su madre no era su madre biológica. Tras poner a prueba sus dotes detectivescas, consigue dar con tres posibilidades e irá a buscar para descubir cuál de ellas es. No dirá nada a Bruce, después de las últimas discusiones, decide ir solo.

Por otro lado, Joker se ha escapado del Asilo Arkham. Arruinado, decide vender una de sus peculiares pertenencias para tener liquidez, un Misil Crucero. Para ello roba un avión y se dirigirá al Líbano para vendérselo a terroristas. Batman acaba por descubrirlo, al mismo tiempo que Alfred le enseña la nota que ha dejado Todd. Se ha marchado. No da ninguna razón. Batman tendrá que decidir entre Todd y el Joker.


Starlin trabaja con Batman en primera persona y la voz en off funciona muy bien. Tal y como están las cosas con Robin, tenemos la información de primera mano. La ejecución del número es positiva. Buenos diálogos, ameno, directo y los dibujos de Aparo, de corte clásico, son geniales. El dibujante suele mostrar un Batman estilizado y delgado, no demasiado musculoso, pues era la moda por aquel entonces. Entonces, ¿cuál es el problema? La premisa.

Hay demasiados puntos en las diferentes tramas que no me gustan. El tema de Todd buscando a su madre, Joker yendo al Líbano a vender un misil nuclear…soy consciente que Batman tiene 75 años de historias, y como en todo, se basa en modas. Incluso Bruce, en voz en off, llama a Alfred “mi amigo más antiguo”. No hace falta decir qué son el uno para el otro, pero si Bruce es más de pocas palabras, cuesta mucho leer “amigo más antiguo” en una misma frase.

La impresión general del número, si bien es bueno, también es de apresuramiento. Pasan demasiadas cosas, mucha fragmentación de la acción, y ello no es necesariamente malo, pero cabe la posibilidad que fuera una decisión "de arriba"




3 comentarios:

  1. Nunca entenderé la aversión por Robin de algunos autores. Totalmente de acuerdo en que esta saga no tiene mas chicha que la del hecho fundamental al que se refiere su titulo. Pero no entiendo la manía hacia Robin. Es un personaje muy bueno. Es un icono.

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    1. Estoy contigo. Todo personaje es bueno si se le trata bien. Y en el caso de Robin es más que icónico, es un pionero. Fue el primer sidekick.

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  2. Muy bueno el detalle de la viñeta en la que Robin vive. Desconocía su existencia (coloreada) y que se hubiera publicado

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